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¿Qué Estado queremos?
Ante todo, debemos definir qué tipo de Estado queremos, y cuáles deben ser sus funciones fundamentales, para que del resto se ocupe la actividad privada. Ya sabemos que el Estado no genera riqueza, la consume. Y si asume alguna actividad productiva, la desarrolla ineficiente y/o corruptamente.
La capacidad y creatividad de los argentinos es soberbia, nos destacamos en el mundo entero, podemos y debemos llevar a cabo todo tipo de actividades sin participación del Estado, quien se debe remitir a establecer y garantizar sanas reglas de juego, brindando las condiciones básicas para su funcionamiento:
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Educación,
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Salud,
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Justicia,
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Moneda,
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Servicios esenciales,
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Obras de infraestructura no atendidas por la actividad privada,
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Asistencia al desvalido.
Todo lo demás: que lo hagan los privados.
El empleo debe ser privado, dejando para el Estado en su más amplia concepción la gestión de los asuntos primordiales no productivos, apoyados en las más modernas tecnologías, que reduzcan drásticamente su costo para la población. El Estado, en su función de ordenador y administrador no debe convertirse en un devorador de productividad privada y generador de empleo improductivo y deficitario, ya que eso implica destruir recursos de capital. En términos prácticos se trata de “comer los huevos, no las gallinas”. Hoy el Estado es un hambriento devorador de gallinas a cambio de casi nada.
Se deberá producir entonces una fuerte reducción de los gastos del Estado por la aplicación de varias medidas como, por ejemplo:
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Digitalización de servicios,
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Drástica reducción de personal público a medida que la nueva economía los absorba,
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Cambio de planes de asistencia monetaria al necesitado por asistencia en recursos, adquiridos por el Estado a una fracción del precio que paga la población,
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Privatización de todo lo que esté fuera de la función del Estado,
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La fuerte expansión de la actividad privada, consecuencia inevitable de este plan, generará una masa tributaria abonada por todos que permitirá cubrir gastos sin generar déficits.